La Ciencia de la Educación hacia la Salud
Si te familiarizas con las frases: ¡es que mi hijo nunca se come las verduras!, ¿lograr que mi esposo deje la carne roja por un tiempo?...eso, ¡imposible!, pobre la abuela, ya le dijeron que tiene efisema, pero no logramos que deje el cigarro, seguramente podrás apreciar la importancia que los procesos de educación y cambio de comportamientos hacia estilos de vida saludables tienen para cualquiera de nosotros.
En la práctica de estilos de vida saludables está la clave para una vida larga y sana, en la que tú y tus seres queridos puedan disfrutar más y mejores momentos juntos.
Pero es que no se puede cambiar a nadie…., es lo primero que pensamos, la gente es como es y punto. Acá es donde tenemos que dejar a un lado los conceptos establecidos y adentrarnos en el terreno de la ciencia de la educación.
Lo primero que debemos tener presente es que no buscamos cambiar las personas, buscamos modificar algún aspectos de lo que ellas hacen, especialmente aquéllos comportamientos que pueden incidir en su salud física, mental y social. Esto es lo primero que debes tener en mente: buscamos cambiar comportamientos, y con relación a ello la pregunta no es si es posible o no, porque ¡sí que lo es!, sino, más bien, cómo vamos a cambiar estos comportamientos.
Consejo No. 1: Menos es más. Mucha y excesiva información, lo que hace es confundir a las personas y que se planteen demasiadas metas para cambiar sus hábitos de vida; lo cual hace que la experiencia de cambio sea estresante, dificultosa y que termine en fracaso. Si quieres que tu esposo adelgace, pues comienza por proponerle que en lugar de los buñuelos fritos en aceite y bañados en agua con azúcar, se coma una manzana o una pera, durante dos meses; luego que intente otro cambio importante en su dieta; paso a paso. Los cambios bruscos y abrumadoras como la próxima semana saldré a correr, me quitaré el pan, los dulces, dejaré las pastas, iré nadar y me inscribiré al gimnasio; todo de junto; además de ser peligroso para la salud, es una estrategia condenada al fracaso.
Consejo No. 2: Se logra más con miel que con hiel. El cambio de hábitos de vida de por sí es estresante, para muchas personas es difícil aceptar que algo “no estaba muy bien” en la forma en que viven, además la fuerza de voluntad no siempre es aquélla granítica e inquebrantable que quisiéramos, ¡somos humanos, y el cambio nos pone en apuros! Si a esto, le sumamos las actitudes de burla, de poco apoyo, de falta de interés o de regaño con las que algunas veces nos encontramos, es claro que nuestro comportamiento no cambiará. ¡Cómo es posible que estés tan gorda!, ¡mi gato tiene más fuerza de voluntad que tú para salir a correr!, ¿estabas desde hace un mes de dieta?, ni se te nota que hayas bajado nada…; son comentarios que tienen un efecto poderoso sobre lo que hacemos. Por ello, procura un ambiente positivo, estimulante, de apertura, en la que todos los que estén en el sincero cambio hacia estilos de vida saludables en tu familia o entre tus amigos, se comprometan con el cambio y se refuercen los avances que estén logrando.
Consejo No.3: Habla y da ánimos de manera “individual”. Un motivador fuerte en el comportamiento es ponerles el “sello personal” a todos las metas que se están logrando. Lograr que tu hija de 14 años se concentre en la “deslumbrante” sonrisa que logrará al evitar comida chatarra, es mucho más estimulante que el hecho de que ella piense en que “tienes que dejar de comer las cosas dañinas”. Individualiza tus mensajes, para que tus seres queridos vean el por qué, visualicen el propósito y que todo el esfuerzo que están haciendo, en verdad, tiene sentido y es importante para la vida de ellos y para ti.
Consejo No.4: Creencias y mitos. Nuestra vida diaria está llena de verdades intuitivas que nos guían y nos orientan, pero que no siempre nos llevan a buenos resultados en nuestra salud. Es que en tal zona de nuestro país, dice alguien, son cafeteros, y hasta los bebitos les damos un poco de café en su pacha. Ten cuidado, dice otro, al niño le hicieron mal de ojo y por eso se mantiene tan enfermito. Recuerda, la salud requiere de cambios en nuestros hábitos de vida, y esto incluye cambios en rutinas y creencias a las que probablemente, por cultura y costumbre, las veamos casi como “naturales”. Hay que tener sensibilidad con estos aspectos, para que las personas no se sientan ofendidas o que no se les están respetando sus valores.
Fuente: Este artículo fue elaborador tomando de referencia la información compartía por la Dra. Daira Ibáñez, Subidrectora de Salud Bucal del Ministerio de Salud de Panamá, durante la realización del Taller “Ciudades Libres de Caries y Aplicación de la Técnica PRAT”, 6-8 de julio de 2010, realizado en la Ciudad de Guatemala y coordinado por el Programa de Salud Bucodental de la Municipalidad de Guatemala, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala y la Facultad de Odontología de la Universidad de San Carlos de Guatemala. |